Somos seres fuertes por naturaleza. Pero en muchos sentidos, somos frágiles y vulnerables. Podemos aceptar cambios y pérdidas, cada uno a su manera.
Tiempos difíciles, crisis, tiempos estresantes no son la manera de vivir, sino parte de la vida para crecer y seguir adelante.
Lo que hacemos con esos tiempos difíciles, con esa energía pesada, depende de nosotros, es nuestra elección.
Podemos usar esos tiempos difíciles para ejercitarlos, para atravesarlos , para reflexionar nuestros asuntos. Podemos también usarlos para afinar nuestros habilidades o nuestra espiritualidad. O bien, podemos atravesar las situaciones sufriendo, acumulando amarguras y resentimientos, y rehusarnos a crecer o cambiar.
Tiempos difíciles pueden motivarnos y moldearnos para sacar lo mejor de nosotros. Podemos aprovechar estos momentos para avanzar y subir nuestros niveles de amor, crecimiento y forma de vivir.
Siempre hay opción. Y la opción es nuestra. Nuestro diálogo interno juega un papel intenso y extraordinario. ¿Cómo se hace? En el capítulo 11 del libro Dale Vuelta lo explico ampliamente siguiendo los pasos de la pregunta ¿Cuál es le Cuento que Me Cuento?
¿Me voy a permitir sentir? Tomaré un camino espiritual incluyendo la gratitud? ¿Me preguntaré cuál es el aprendizaje de este evento?
Qué mensaje estoy recibiendo? O tomaré el camino de creencias negativas como “Nunca nada buena me pasa a mí” Yo soy soy una víctima de la sociedad”- “No hay en quien confiar” o al extremo La vida no vale la pena vivirla?”
Siempre tenemos opción. Eso no significa que siempre necesitemos tiempos difíciles o estresantes para crecer y cambiar. No necesitamos crear ni buscar el estrés, ni el enojo. Pero si está ahí, podemos aprender a canalizarlos para crecer y alcanzar lo bueno que la vida nos ofrece.
Dios, “Permite que los tiempos difíciles sean tiempos sanadores”.
“God, let my hard time be healing times”. Melody Beattie